NUESTRA HISTORIA

Nuestros inicios en la actividad ferroviaria se produjeron al comienzo de los ochenta, en esos años aún, el corte de rieles a soplete era una práctica común en el mantenimiento de la vía. Si bien el equipo era voluminoso, el corte predecible permitía asegurar el cumplimiento de la tarea.

Las sierras de hoja producían cortes de buena calidad,  pero su lentitud, el elevado peso del equipo y la continua necesidad de lubricación y enfriamiento las hacían poco viables en zonas distantes o de complicado acceso.

Las regulaciones exigían cada vez un trabajo mucho más minucioso, sea en los extremos de empalme, bien en los extremos a soldar.

Ante esta realidad se instaló con decisión la cortadora de disco con motor a nafta. Aquellas primeras de origen francés de excelente calidad por su robusta construcción y considerable precio dieron paso a las ingeniosas y económicas adaptaciones nacionales. Nada comparables a sus familiares europeas subsisten en nuestro medio prestando un mediano servicio a pesar de su elevado costo de reparación y explotación.

Parecería que el fantasma de los dos minutos por corte se hubiera instalado, en la profesión, como un modo de justificar el estancamiento técnico haciendo también un favor al peso moderado, olvidando que en cualquier tarea ferroviaria una barreta pesa casi 20 Kg. Y que los tiempos muertos se calculan al 100% de los tiempos productivos.

Cualquier mecánico corriente entendería el derroche y la polución que significa, a valores promedio, arrojar al medio ambiente el lubricante necesario que a 300 g. /Cv-hora de gasto de combustible, permite el funcionamiento de estos prodigios.

Una buena cantidad de motivos bien justificados han puesto al motor de cuatro tiempos 100 años al servicio del transporte, la industria y en general la actividad humana.
Solo los milagros del conocimiento pueden explicar también, que estos portentos transmitan con eficiencia toda la potencia que el vigoroso motor prodiga a 7000 o más RPM con una sola correa tipo “Z”, cuando máquinas menos poderosas, requieren por lo menos dos correas tipo “A”

Bujes o rodamientos, ¿Qué pondría usted?

Hecho el balance de estas pequeñas diferencias, pensamos en recrear una máquina, que, aunque perfectible, incluyera cambios de orden sustancial: Segura, Sencilla, sólida, duradera, con  Motor de cuatro tiempos, totalmente provista con rodamientos, con transmisión por doble correa, con nivel de ruido permitido, con peso moderado, con gastos predecibles de mantenimiento, a precio razonable y de fácil operación.

La ingeniería podía decidirlo todo, pero nos faltaba lo principal. ¿Qué disco usar? ¿A qué velocidad?

Debíamos consultar a quienes lideran el mercado con productos de calidad y reconocida marca. La colaboración se presentó desde Tyrolit Argentina SA a través de su representante el Ing. Alberto Barbetta quién, con paciencia y dedicación nos instruyó en los elementos básicos del corte con disco y nos ayudó a seleccionar el disco de 100 m/seg apto para la tarea.

Cumplimos con nuestras premisas en la construcción de la máquina, la dotamos de discos de corte de 400 mm. De 100 m/seg de alto rendimiento, se probó durante un año y medio de servicio con buenos resultados comprobables, vencimos al aterrador espectro de los dos minutos en el tiempo total de corte y logramos un producto nacional confiable y duradero.

Los motivos están a la vista: ¿Se arriesga usted a mejorar sus métodos de trabajo? Visite los videos de esta página, que para nuestra satisfacción  ilustran con suficiencia el comportamiento obtenido de la máquina.